Afirmó Henri Ey: "Las enfermedades (mentales) son insultos y trabas a la libertad",
respecto de lo cual Lacan le responde que: “Lejos
de ser ‘un insulto’ para la libertad, es su más fiel compañera; sigue como una
sombra su movimiento. Y al Ser del Hombre no sólo no se lo puede comprender sin
la locura, sino que ni aun sería el Ser del Hombre si no llevara en sí la
locura como límite de su libertad”. De modo que, claramente ya en 1946, la
locura es inherente a lo humano, a la esencia del hablanteser en tanto que, por hablar, ya padece y enferma.
Más adelante (Seminario XXI),
Lacan se pronunciará en su más clara radicalidad: lo “normal” es lo que queda
definido por la no-relación de los tres registros; luego, el encadenamiento por
un cuarto anillo que en cada sujeto pueda producirse –en tanto neurosis,
psicosis, perversión- después de ese “desencadenamiento” primordial, originario
(dado por la libertad de los registros simbólico, imaginario y real) representa
la “patología” del sujeto.
De este modo, algunos de ustedes
ya lo saben, Lacan opera con dos nociones o sentidos
in-tensión respecto de la locura: dado que, por un lado nos ofrece el
discernimiento de la locura tras el desencadenamiento como un fenómeno tras la
estructura, por el reventón de la estabilización; pero, por otro lado, esa
definición de la “locura normal” de los registros inicialmente no encadenados.
Sergio C. Zucca
Acá unas fotos de lo que vemos Camino al Hospital.
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