Describiendo la infancia de Lol, “en el
colegio, se dice, y no era la única (yo, Tatiana Karl) en pensarlo, a Lol ya le
faltaba algo para estar –dice: ahí. Daba la impresión de soportar con un
sosegado fastidio a una persona a quien debía parecerse pero de la que se olvidaba
a la menor ocasión. Aureola de dulzura, se descubrió muy pronto que también de
indiferencia, nunca pareció sufrir ni sentirse apenada, nunca se le vio una lágrima
de muchacha (….) Lol era divertida, burlona impertinente y muy aguda aunque una
parte de sí misma estuviera siempre ida, lejos de ti y del momento presente.
¿Dónde? (..), diríase que .. en nada. (…) el corazón de Lol V. Stein es (lo)
que no estaba ahí (..) era esa zona de sentimiento lo que, en Lol, se
diferenciaba de los demás. (..) ¿corazón inacabado?. (…) Le pregunté (a su
amiga Tatiana) si la crisis de Lol (una descompensación psicótica delirante),
más tarde, no le proporcionó la prueba de que se equivocaba (respecto del
corazón, los sentimientos de su amiga). Me respondió que no, que creía que esa
crisis y Lol no eran sino una misma cosa desde siempre”.
Fragmento de “El arrebato de Lol V. Stein” de
Marguerite Duras
Sergio C. Zucca