20 de agosto de 2012

Última entrevista con Sigmund Freud



Entrevista al Dr. Sigmund Freud
"El valor de la vida"
1926
Esta entrevista fue concedida al periodista George Sylvester Viereck en 1926 en la casa de Sigmund Freud en los alpes suizos.
Se creía perdida pero en realidad se encontró que había sido publicada en el volumen de "Psychoanalysis and the Fut", en New York en 1957.
Fue traducida del ingles al portugués por Paulo César Souza y al castellano por Miguel Angel Arce  
 



S. Freud: Setenta años me enseñaron a aceptar la vida con serena humildad.

Quien habla es el profesor Sigmund Freud, el gran explorador del alma. El escenario de nuestra conversación fue en su casa de verano en Semmering, una montaña de los alpes austríacos. Yo había visto el país del psicoanalisis por última vez en su modesta casa de la capital austríaca. Los pocos años transcurridos entre mi última visita y la actual, multiplicaron las arrugas de su frente. Intensificaron la palidez de sabio. Su rostro estaba tenso, como si sintiese dolor. Su mente estaba alerta, su espíritu firme, su cortesía impecable como siempre, pero un ligero impedimento en su habla me perturbó. Parece que un tumor maligno en el maxilar superior tuvo que ser operado. Desde entonces Freud usa una prótesis, lo cual es una constante irritación para él. 

S. Freud: Detesto mi maxilar mecánico, porque la lucha con este aparato me consume mucha energía preciosa. Pero prefiero esto a no tener ningún maxilar. Aún así prefiero la existencia a la extinción. Tal vez los dioses sean gentiles con nosotros, tornandonos la vida más  desagradable a medida que envejecemos. Por fin, la muerte nos parece menos intolerable que los fardos que cargamos.

(Freud se rehúsa a admitir que el destino le reserva algo especial).

18 de agosto de 2012

Cronograma tentativo 2do Cuatrimestre 2012
















semana nº
Agosto


Lunes
Viernes




1
13 Presentacion 16 Psicopatología / Semiologia
2
20 FERIADO  24 Semiologia 
3
27 Modelo de HC 31 Semiologia 






Septiembre




4
3 Nosografia 7
5
10 Enf. Mentales Agudas 14
6
17 Esquizofrenia 21
7
24 Paranoia / Parafrenia 28






Octubre




8
1
5
9
8 FERIADO  12
10
15 1er entrega 19 Psicosis
11
22
26 Psicosis y locura
12
29 2da entrega






Noviembre




12

2
13
5
9
14
12 COLOQUIO 16
15
19
23 Fin del cuatrimestre




11 de agosto de 2012

Inicio Segundo Cuatrimestre 2012


Las clases comienzan éste lunes 13 de Agosto.

Nos encontramos a las 10.00 en el Hall Central del Hospital.

Si alguno llega tarde estaremos en el aula 1 del segundo piso del edificio central (Por la escalera que está junto a la librería).

Los esperamos.


                       La Cátedra.

1 de agosto de 2012


Habrá que plantear que, tal vez, no existe el no-loco.  Como sugiere el filósofo René Major: “si deduzco que existo a partir del hecho de que pienso (por incierto que sea el sujeto que así se enuncia) nada me asegura que no esté loco”. En la locura hay pensamiento y, más aún, el pensamiento no es pensable sin la posibilidad de su enloquecimiento. Freud no vacila en reconocer esto cuando escucha el delirio del presidente Schreber, ya que el delirio está hecho de razón tanto como sus construcciones psicoanalíticas... “el futuro tendrá que decidir si hay más delirio en mi teoría que el que estoy dispuesto a admitir, o si en el delirio de Schreber hay más verdad que la que uno cree” concedería Freud en 1911. Pero para la psiquiatría positivista, la sinrazón representa no sólo el otro genio maligno de Descartes que exilia al hombre de la verdad del mundo, sino también, aquello que encanta hasta el desencantamiento extremo esta verdad sobre él mismo, que añade un nuevo “inconsciente”, un imposible o la incertidumbre como principio.

El lugar de Freud en la historia de la locura –acierta Jacques Derrida- no es solamente el del artífice de un dispositivo técnico o artefacto bisagra; tendrá la figura ambigua de un portero, introduce en una nueva época de la locura, la nuestra, y representa también, el mejor guardián de una época que se cierra con él.

 “Que el sujeto acabe por creer en el yo –(“yo soy lo que soy”, vía la identificación)- es, como tal, una locura. Gracias a Dios, el análisis lo consigue muy rara vez, pero tenemos mil pruebas de que se lo impulsa en esa dirección” (Seminario 2: “El  yo en la teoría de Freud”)


“He definido lo anormal en el sentido de que está hecho de tal manera que cuando uno de los tres redondeles revienta, eso no puede ser sino el volver(se) loco” (Lacan: Seminario 21: “Los nombres del padre”).